En ese momento, la llegada a España de estas unidades foráneas podría parecer algo anecdótico o ajeno a la pequeña población soriana de El Burgo de Osma. No obstante, para sorpresa de sus habitantes, será precisamente durante este segundo año de guerra cuando sus calles y plazas resonaran con los “exóticos” acentos de legionarios alemanes e italianos.
Aviazione Legionaria en El Burgo de Osma
Si bien la presencia germana ya ha sido ampliamente detallada (véase La Legión Cóndor en el Burgo de Osma), el paso de unidades italianas por la villa burgense no ha tenido el mismo trato. Ya sea por su breve estancia o por la escasez de testimonios gráficos, lo cierto es que apenas se conocen datos de estas unidades aéreas. Sin embargo, sí podemos afirmar que su llegada está estrechamente relacionada con la apertura del aeródromo de La Rasa.
A inicios de 1937 era una amplia superficie al sur de la estación de ferrocarril perteneciente a la línea Valladolid-Ariza. Según la descripción y planos conservados por el Archivo General e Histórico del Ejército del Aire, este espacio quedaba limitado por la curva del Duero y al este por la carretera que aún hoy se dirige a Navapalos. Esto le confería una forma irregular, con anchura variable, de 485 a 1500 m, donde la pista no era más que el propio terreno del solar. Sus instalaciones eran igual de precarias, no se disponía ni de luz ni agua corriente y como construcciones de apoyo contaba únicamente con las edificaciones existentes. Con el tiempo se construirá un pequeño barracón para tropa, ya desaparecido, y tres refugios antiaéreos. Meras trincheras en zigzag, reforzadas en ladrillo, una de las cuales aún permanece visible.
Evidentemente, la presencia de esta y otras infraestructuras militares similares en la provincia, no justificaban por sí solas el enorme esfuerzo logístico que supondría el traslado a El Burgo de estas unidades aéreas. Así pues, debemos encontrar en el devenir de los combates la causa que propició la llegada a esta villa de cazas italianos durante la segunda mitad de marzo de 1937.
En febrero de ese año las tropas franquistas habían fracasado en el Jarama (véase Desperta Ferro Contemporánea n.º 55: La batalla del Jarama 1937), con su segundo intento para cercar Madrid. Para entonces, las unidades italianas ascendían a más de 30 000 hombres y, tras su éxito en Málaga, serán desplegadas con vistas a realizar una nueva operación sobre la capital. Será la conocida como batalla de Guadalajara (véase Desperta Ferro Contemporánea n.º 16: La batalla de Guadalajara 1937), y pretenderá desde el norte tomar Brihuega, progresar sobre la capital alcarreña y cortar de manera definitiva las comunicaciones entre Madrid y Valencia. Para ello, las tropas al mando del general Mario Roatta se establecerán en el sector de Algora, situando su cuartel general en la localidad soriana de Arcos de Jalón. Este despliegue contará con su correspondiente cobertura área y, en consecuencia, el grueso de la Aviación Legionaria será destinado a su retaguardia. Así los bombarderos, Savoia S.81, quedarán situados en torno a la capital Soriana mientras los grupos de caza, biplanos Fiat CR32, fijarán su base en Almazán. Estos últimos contarán con dos grupos de “Chirris” al mando de Casero y Chiappini sumando entre ambos 54 aparatos.
En este punto resulta interesante el testimonio aportado por el Tcol. Ruggero Bonomi, primer oficial al mando de la aviación italiana en España:
“Nos instalamos en un Parador, un pequeño hotel turístico, muy cómodo y cálido. La temperatura era fría y el clima terrible. No es fácil encontrar campos adecuados en esta región. En Soria el aeródromo es enorme, pero sólo una parte era utilizable. Fue posible alojar personal y material en la ciudad, y también instalar depósitos de bombas en los alrededores. Ciertamente no era ni prudente ni conveniente centralizar todo en Soria y con dificultad encontramos lugares adecuados para campamentos improvisados, uno cerca de Almazán y otro en El Burgo de Osma”.
Así, un clima extremo que afecta el terreno y la necesidad de dispersar los aparatos, serán las condiciones que propiciarán la llegada al aeródromo de La Rasa de un grupo de “Chirris”. Esta afirmación puede ser refrendada gracias a los recuerdos de otro oficial italiano, Silvio Costigliolo:
“El 5 de marzo, el grupo recibió la orden de abandonar el campamento de Barcience, Toledo, donde había permanecido más de tres meses, para trasladarse a Soria, en Castilla la Vieja, al sur del río Duero. Dos días después comienza el traslado en vuelo. En la sierra de Guadarrama, las terribles condiciones meteorológicas provocan la pérdida de contacto visual entre las escuadrillas. La 18.ª y 20.ª conseguirán alcanzar Soria al límite de su autonomía. El capitán Degli Incerti no se arriesgará y con la 19.ª regresa a Barcience. Llegaran unos días después para encontrarse con el campo inundado por la incesante lluvia. El campo de Soria es inadecuado para operaciones de ataque aéreo, está atestado de aviones de combate y bombarderos SM81 a los que poco después se unirán los SM79 procedentes de Baleares. Además, debido a las continuas lluvias, queda completamente sumergido en barro y posteriormente también cubierto de nieve. Para llegar al frente hay que volar más de 100 kilómetros, rozando las cimas de montañas, casi siempre cubiertas de nubes, condiciones críticas para los aviones de la época, que carecían de instrumentación. Las patrullas se ven obligadas a volar por el fondo del valle, entre las montañas. La semana siguiente el Grupo XXIII recibe la orden de trasladarse al cercano campamento de El Burgo de Osma”.
Llegada y alojamiento en El Burgo de Osma
A la hora de fijar la fecha exacta de su llegada podemos recurrir al diario perteneciente a Luigi Monti. Este piloto indica que es el 17 de marzo de 1937 cuando despega de Soria para, tras un corto vuelo de traslado, tomar tierra en La Rasa a las 15.50 h. Así pues, podemos datar en esas fechas la llegada de los pilotos italianos. Lógicamente la aparición de aviones, tripulaciones, personal de seguridad o mecánicos supondría todo un desafío logístico para una población que en los años treinta no superaba los 4000 habitantes. Para ello se deberán emplear los recursos disponibles, recurriendo a casas particulares o incluso a las camas y salas del Hospital de San Agustín. Así quedará recogido en los testimonios que hacen referencia a su alojamiento en la localidad burgense.
Luigi Monti describe con cierto tono crítico su llegada y acomodo en una casa local:
“Las condiciones atmosféricas del frente no nos permiten volar, aprovechamos para trasladarnos al nuevo campamento. Se encuentra situado en La Rasa, a 7 km. Del Burgo, aunque el campo es nuevo, el suelo es bueno y no se hunde como los de Almazán y Soria. Por la tarde nos vamos al Burgo y me quedo en una casa particular. Doña Pepita es una poetisa, pelirroja a quien la escasez de mujeres asequibles en esta región puede hacer parecer hermosa. Mis caseros son muy amables, pero como todos los españoles, tampoco trabajan. Incluso aquí, como en nuestro sur de Italia, hay demasiada gente que vive de la renta”.
De su paso por San Agustín queda constancia en las memorias de Constigliolo. En ellas este piloto afirma:
“Ya en el Burgo de Osma, las malas comodidades del campo obligan a los aviadores a buscar alojamiento en la ciudad cercana. Encontramos alojamiento, junto a otros compañeros, en el Hospital San Agustín. Aunque las condiciones climáticas siguen siendo pésimas, se realizan misiones de apoyo aéreo en Brihuega y en el frente Almadrones-Masegoso».
Otra prueba que corrobora su estancia en este hospital es un carné de afiliación al Requeté que se expide en el Burgo a fecha de 18 de marzo de 1937. En este documento, a nombre del propio Silvio Costigliolo, se incluirá como lugar de residencia del piloto el Hospital de San Agustín.
A fin de coordinar la estancia de estos, y otros militares que pasarán por la localidad, es importante señalar que en marzo de 1937 ya existía en el pueblo la denominada Comisión de Alojamientos. Presidida por el propio alcalde se encargará de facilitar domicilios y material para el acomodo de las tropas. Así, con relación al paso de la Aviazione Legionaria podemos encontrar documentos donde se certifica la requisa de camas y mantas para alojamiento de aviación militar en las escuelas, colegio situado en la calle Seminario, y Hospital, San Agustín en la plaza mayor.
En uno de ellos, se registra la entrega por parte de Manuel Sebastián de cama, jergón, colcha, manta, almohada y sábanas. En este sentido también tenemos la declaración jurada de Zenón Jiménez Ridruejo en representación de la razón social Jiménez-Ridruejo y Compañía. Expedida 1939, en ella da relación de una serie de catres, camas y somieres cedidos a la comisión el 17 de marzo de 1937. Aunque no podemos saber si esta declaración tuvo respuesta en forma de compensación económica por parte de la administración local, lo cierto es que la fecha de estas requisas, coincidentes con la llegada de los pilotos, podría indicar un cierto grado de improvisación o urgencia a la hora de buscarles acomodo.
Es significativa la entrada que el 18 de marzo hace Luigi Monti en su diario.
“Las condiciones meteorológicas en el frente nos impiden volar, así que aprovechamos para organizarnos un poco en tierra. Levantamos las carpas y acomodamos el material que llegó con los camiones”.
Aparentemente unas frases anodinas pero que muestran como el clima marcó las operaciones durante toda la batalla y el estado de las instalaciones en La Rasa, meros toldos y carpas temporales.
Operaciones aéreas desde el Burgo de Osma
A pesar de los atractivos de la zona, evidentemente estos pilotos no vinieron como turistas al Burgo de Osma. El 18 de marzo las fuerzas de la República lanzan una fuerte contra ofensiva contra las posiciones del CTV. Este ataque provocará la retirada italiana de Brihuega y que, entre el 19 y el 23 de marzo, los republicanos recuperasen el terreno perdido para expulsar a los italianos hacia sus posiciones de partida.
La situación militar era compleja y así, a pesar de las condiciones climáticas, se tiene registro de operaciones que, partiendo desde La Rasa llevaron, a los “Chirris” a sobrevolar en numerosas ocasiones la línea del frente sobre Brihuega y Almadrones. La mayor parte de estos vuelos son acciones de escolta para aviones de reconocimiento Ro 37, bombarderos S.81 o protección del espacio aéreo sobre las tropas italianas. Hay que indicar que durante toda la batalla de Guadalajara la FARE, Fuerza Aérea de la República Española, supuso un auténtico quebradero de cabeza para la aviación franquista. Durante la misma, sus cazas, I-15 e I-16, obtuvieron el control sobre el frente e incluso realizaron numerosas misiones de ametrallamiento contra concentraciones de tropas enemigas.
De todas las operaciones que tuvieron su origen en el Burgo son especialmente reseñables los combates que se produjeron sobre Almadrones el 20 de marzo. En uno de ellos la patrulla compuesta por el capitán Viola, Ascarini, Giannotti y el sargento Bruno di Montegnacco se enfrentará a los I-15 “Chatos” de la famosa escuadrilla Lacalle. Al mando del as republicano Andrés García Lacalle sus pilotos, Harold Dahl, Frank Tinker y Miguel García Granados se verán envueltos en una melé compuesta por un grupo de Chirris que escoltaban a tres bombarderos S81. Situados a mayor altitud, los cazas italianos se lanzarán sobre los aparatos republicanos y, tras abrir fuego, Montegnacco conseguirá abatir a García Granados. En el combate que se desarrollará a continuación, Viola reclamará un derribo compartido sobre otro Chato, mientras que Tinker acreditará un Chirri pilotado por el sargento Michelangelo Scala. García Granados, con algunas quemaduras, será capturado y, tras ser liberado, conseguirá regresar a su Guatemala natal donde ostentaba el rango de coronel.
Esta jornada, plasmada en detalle por el diario de Luigi Monti, finalizará con una anécdota descrita con cierta sorna por el piloto italiano.
“Chiappini, como siempre, afirma haber realizado un derribo. En un control realizado por un oficial del escuadrón y por armeros especializados, se comprobó con gran sorpresa que su máquina no había disparado un solo cartucho. ¡Qué feroces estos pilotos de asalto, prenden fuego a sus oponentes con tan solo una mirada! Se esperan novedades sobre este tema tan agradable”.
Los “Chirris” dejan el Burgo de Osma
Para el 23 de marzo de 1937 la batalla de Guadalajara ya se puede dar por concluida. Sufriendo un gran número de bajas y la perdida de gran cantidad de material bélico, su resultado significó un duro revés militar y moral para las unidades italianas. A partir de entonces el ejército sublevado cejará en sus intentos de cercar Madrid y dirigirá sus esfuerzos hacia las zonas que, al norte de la península, habían permanecido leales a la República.
Finalizada la batalla, la estancia de los “Chirris” en El Burgo ya no tenía razón de ser. Así, varios documentos señalan el 29 de marzo como la fecha donde se realizan los vuelos de traslado con destino a los aeródromos de Logroño y Vitoria. Luigi Monti dejará constancia de este viaje que iniciará en El Burgo a las 16.00 h y finalizará en Logroño a las 17.15 h. Para su alegría descubrirá que el campo es amplio y bien equipado, contando con tres hangares y excelentes alojamientos.
No solo pilotos, el CTV y El Burgo de Osma
Como hemos visto la intervención italiana en nuestra guerra civil no se ciñó únicamente a un componente aéreo. Así, mientras un primer contingente tenía un papel protagonista en la toma de Málaga por las tropas sublevadas, otras expediciones desembarcaban más material y voluntarios en el puerto de Cádiz. Desde allí serán trasladados en ferrocarril vía Salamanca y Valladolid para desplazarse, siguiendo la línea Valladolid-Ariza, hasta sus zonas de concentración establecidas entre Aranda de Duero y Almazán. Este despliegue se realizará entre el 3 y 13 de febrero de 1937 y una vez acuarteladas, las tropas bajo el mando del general Roatta, se reorganizarán a la espera de las unidades que aún permanecían en Málaga.
Estos contingentes de voluntarios CC.NN Camicie Nere, Camisas Negras, se agruparon inicialmente en brigadas, de las cuales la llamada II Brigata Voluntari se formará en el Burgo de Osma al mando del mayor-general Amedeo Guido Coppi. La ubicación no se hizo al azar, la estación de La Rasa era un paso clave en el traslado y suministro de estas tropas que serán finalmente destinadas a combatir en Guadalajara.
Aunque no disponemos de la fecha de su llegada a Soria si existe un documento que fechado el 6 de febrero de 1937 muestra la situación de las unidades agregadas a la II.ª Brigata Fiamme Nere. Firmado por su oficial en jefe, general A.G. Coppi y su jefe de estado mayor, Mayor Giuseppe Bodini, indica la siguiente distribución.
Comando II.ª Brigata Fiamme Nere – El Burgo de Osma
Comando VI.º Gruppo Banderas – console Mario Pittau – El Burgo de Osma
- 651.ª Bandera “Intrepida” – El Burgo de Osma
- 630.ª Bandera “Ardita” – El Burgo de Osma
- 638.ª Bandera “Audace” – El Burgo de Osma
- 6.ª Batería de 65/17 y V Peloton de morteros de asalto – El Burgo de Osma
Comando VII.º Gruppo Banderas – console Marino – Almazan
- 724.ª Bandera “Inflessibile” – Almazan
- 735.ª Bandera “Invicibile”- Almazan
- 740.ª Bandera “Implacabile” – Cadiz
- 7.ª Batería de 65/17 y IX Pelotón de morteros de asalto – Almazan
Comando VIII.º Gruppo Banderas – console Fausto Vandelli- El Burgo de Osma
- 730.ª Bandera “Impavida” – El Burgo de Osma
- 738.ª Bandera “Ardita” – El Burgo de Osma
- 751.ª Bandera “Temeraria”- Sevilla
- 8.ª Batería de 65/17 y VI Pelotón de morteros de asalto – El Burgo de Osma
Comando IX.º Gruppo Banderas – San Esteban de Gormaz
- 624.ª Bandera – San Esteban de Gormaz
- 640.ª Bandera – Osma
- 635. ª Bandera – En tránsito Aranda de Duero
*Este Gruppo quedará englobado en la III.º Brigata del general Luigi Nuvoloni
638.ª Sección sanitaria de CC.NN – El Burgo de Osma
638.ª Sección de suministros de CC. NN- El Burgo de Osma
No obstante, esta estructura será efímera. La llegada de más tropas y la perspectiva de una nueva ofensiva harán que las tres brigadas existentes crezcan en tamaño y alcancen ese mismo mes la estructura de divisiones. Así, la II Brigada pasará a denominarse como 2.ª División de Voluntarios Fiamme Nere, Plumas Negras, contando en sus filas con 278 oficiales, 618 suboficiales y 5440 soldados. Estos se organizarán entorno a tres grupos de banderas, se utilizaba este término para mantener la “ilusión” de pertenencia a la Legión Española, cada uno dotado de tres banderas. A su vez, cada bandera contenía tres compañías de fusileros y una de ametralladoras.
Este cambio ya aparece en un documento fechado en el Burgo de Osma el 23 de febrero de 1937. En él, el ya denominado Comando II.ª Divisione Volontari Fiamme Nere comunica la localización de otras unidades de mando como el de la III.ª Divisione Volontari en La Vid.
El 17 de febrero de 1937 todo este conglomerado de tropas, al que se une la división motorizada Littorio, será bautizado como CTV Corpo di Truppe Volontarie, Cuerpo de Tropas Voluntarias. Simultáneamente se formará el llamado Comando Reparti Specializzati para tropas y unidades de tanques, vehículos blindados, motocicletas, ametralladoras y lanzallamas.
Entre el 15 de febrero y el 7 de marzo surgirán otras unidades destinadas a dar apoyo al CTV. Una de ellas será el denominado centro d’istruzione tattico-tecnico. Basado también en El Burgo seguramente será el germen del reparto carri, departamento de carros, que aparece allí ubicado. Esta unidad alcanzará más adelante el tamaño de batallón y, tras la llegada de personal español, pasará en octubre de 1937 a denominarse Raggruppamento Carristi.
Esta no será la única unidad italiana que quedará asociada a El Burgo de Osma. Así consta la creación de una sección postal basada en esta localidad soriana. Será la Ufficio Postale Speciale N.º 4 centrada en canalizar el correo destinado a la Fiamme Nere. Iniciará su servicio el 1 de marzo de 1937 acompañando a las tropas en su periplo hasta la desaparición de la división en noviembre de ese mismo año. Reaparecerá en Zaragoza para dar soporte centralizado a otras unidades postales móviles, cesando su actividad en mayo de 1939.
Seguridad y defensa antiaérea
Semejante despliegue de hombres y armas implicaba tomar medidas de seguridad destinadas a la protección y ocultamiento de las tropas. En este sentido disponemos de varios documentos emitidos en el Burgo de Osma como el del 2 de febrero de 1937. Dirigido por el general A. G. Coppi a los mandos de sus banderas ordenaba la creación inmediata de un servicio de inteligencia destinado a informar sobre los hombres a su cargo y de los civiles en su entorno.
II.ª Brigada de Voluntarios “Fiamme Nere”, Comandancia de Burgo de Osma, 11 febrero 1937 XV. Objeto: Servicio Político.
A los Señores comandantes de los Grupos de Banderas VI, VII, VIII, IX. Es preciso establecer un servicio político por cada Grupo de Banderas. A este servicio habrá de afectarse personal escogido, que nadie conozca, de absoluta confianza, reservadísimo. Funciones: vigilar, escuchar, individualizar, contarlo todo. Tengo razones para creer que en la región andan células subversivas y agentes provocadores encargados de hacer propaganda derrotista entre las tropas. Hay que vigilar para saberlo todo: lo que piensan militares y paisanos. Por ello, el personal indicado deberá frecuentar las cantinas, fondas, tabernas, lugares de reunión, escuchar lo que en ellos se hable, etc. Cada Mando de Grupo organizará como estime más oportuno el referido servicio, de modo que se conozca siempre el pulso de la propia gente y la temperatura del ambiente local. No hay que dejarse sorprender nunca: ni por el enemigo, ni por los acontecimientos. Agradeceré se me envíe una información particular y reservada el 15 y el 30 de cada mes, participándome las novedades registradas a este respecto.
El General comandante en jefe de la Brigada Coppi.
También existe otro documento donde se muestra la creación de dos puestos de vigilancia y control. Uno al este, a cargo de personal perteneciente a la VIII.ª Bandera, quedaría ubicado en el cruce de las carreteras que comunicaban El Burgo con Soria y Lodares. El otro, al sur y con tropas de la VI.ª Bandera, se encargaría de la protección del cruce de la carretera hacia La Rasa y Gormaz.
Otro aspecto relacionado con la seguridad de sus tropas que el general Coppi no descuidó fue el de la protección antiaérea. Sobre este aspecto consta un extracto de un texto donde se cita la disposición de tres pelotones de ametralladoras. Estos se ubicarían en el campanario de la catedral, en el alto de la cruz (entendemos que en el entorno de la Cruz del siglo), y en un tercer espacio citado como “rocas rojas”. Este último, no aparece en la toponimia local, pero según los recuerdos de Raimundo de Blas podría hacer referencia al alto situado cerca del actual depósito de agua.
También establece como señal de alarma el tañido de la campana de la catedral, tanto para el inicio como para el final de una alarma. Para ello deberán estar en contacto el campanero y el responsable de la unidad allí establecida.
Además de estas ametralladoras en otros dos documentos se hace referencia a piezas de artillería en uso antiaéreo. Concretamente en uno de ellos, comunicación de la VI.ª Bandera con el mando de la Brigada, se comenta la instalación de 4 piezas en el entorno del cementerio y la Cruz del Siglo. Esto concuerda con el testimonio de Jesús Palomar Soria, quien recuerda la instalación de un cañón con dotación italiana en el entorno del seminario.
La presencia italiana en la documentación local
Así pues, es indudable que antes de la batalla de Guadalajara la presencia italiana fue mucho más numerosa de lo que a priori podría parecer. Esto justificaría dos bandos emitidos por el ayuntamiento burgense que han sobrevivido hasta nuestros días. El primero de ellos, fechado el 5 de marzo, seguramente se emite tras la salida del grueso de las tropas hacia sus posiciones de partida en la ofensiva de Guadalajara.
Don Ciriaco de la Rica Diego Madrazo, alcalde de esta villa.
Hago saber: Que todos los vecinos de esta villa que hayan tenido alojados, en sus domicilios, oficiales de la legión y que ya no estén en este día, lo comunicarán a esta alcaldía inmediatamente de publicación este bando.
Burgo de Osma, 5 de marzo de 1937
Don Ciriaco de la Rica Diego Madrazo, alcalde presidente del M.I.
Ayuntamiento de esta villa de Burgo de Osma.
Hago saber: Que según me comunican los jefes de la legión que están acuartelados en esta villa, no tendrán valor para los efectos comerciales más vales que los expedidos por los jefes de las distintas unidades. Los que en la actualidad tengan vales o recibos deben pasarse por las oficinas del ayuntamiento en el día de hoy.
Lo que se hace público para general conocimiento
Burgo de Osma, 18 de febrero de 1937
Otro testimonio del paso de estos combatientes ha quedo en las actas de defunción del Hospital de San Agustín. Recogidas en el Archivo Histórico Diocesano de Osma-Soria aparecen 5 entradas correspondientes a súbditos italianos.
Así en las entradas 443 y 444 del 27 de febrero de 1937 podemos leer dos partidas correspondientes a la muerte el día anterior por accidente de automóvil de sendos militares del CTV. Se trata del vice capo de squadra Otello del Canto natural de Livorno y del capo manipolo Francesco Montanaro.
El capo de squadra Luigi Mario será otro de los nombres de esta lista. Nacido en Vernole el 12 de julio de 1916 fallecerá en El Burgo por causa desconocida el 23 de abril de 1937. Si tendrá registrada el motivo de su defunción el soldado Lorenzo Spufrio. Este militar perecerá el 6 de marzo aquejado de un colapso cerebral. En otras fuentes consultadas tanto su fecha de defunción, lugar y causa de la misma se asocian con la camisa nera Orazio Petrocelli. Originario de Acquaviva D´lessia, quizás este error en su nombre se deba a una mala transcripción en el acta n.º 445 o al uso de un seudónimo.
Finaliza este listado el camisa nera Ferruccio Cattelani. Nacido el 6 de agosto de 1913 en Isola della Scala, Verona, fallecerá el 30 de abril de 1937 tras destrozarse la cabeza en el transcurso de un ejercicio con carros de combate. Esta partida de defunción, n.º 449, seguramente relaciona la muerte de este militar con el ya citado centro d’istruzione tattico-tecnico.
De estas 5 defunciones sabemos que todos fueron sepultados en El Burgo. Posteriormente los cadáveres de Otello del Canto, Luigi Mairo y Ferruccio Cattelani serán trasladados a Zaragoza donde actualmente reposan en el Sacrario Militare Italiano de la ciudad. Este mausoleo guarda los cuerpos de casi tres mil italianos, tanto brigadistas como miembros del CTV, caídos durante nuestra Guerra Civil. Suponemos que los otros dos, Montano y Spufrio, habrán tenido un destino similar, aunque los datos disponibles no nos has permitido localizarlos en este camposanto de la capital aragonesa.
Bibliografía y agradecimientos
- Desperta Ferro Contemporánea n.º 16: La Batalla de Guadalajara.
- Mattioli Guido (2020): Aviazione Legionaria in Spagna, Vol I y II. Italia Storica.
- Revista de Aeronáutica n.º 4, (1941) Ministerio del Aire.
- Sagarra, González, Molina (2016): Grandes Batallas de la Guerra Civil Española 1936-1939. La Esfera de los Libros.
- Salas Larrazábal, Jesús (2003): Guerra Aérea 1936/39. Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica.
- Rovighi & Stefani: La pertecipazione italiana alla Guerra Civile Spagnola. Stato Maggiore dell Esercito, Ufficio Storico.
Agradecer su inestimable ayuda a la Associazione Culturale 4.° Stormo, B. Vicente Marco, F. J. Muñoz Soro, A. Palomar, J. V. de Frías Balsa, J. del Valle Cabrerizo, I. del Horno, G. Sorba, A. Marchesini, al personal del Archivo Diocesano del Burgo de Osma y a D. Massimo Marchetti, vicecónsul honorario de Italia en Zaragoza.
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